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Enfermedades del sistema nervioso

Alzheimer

PREVENCIÓN 

Aunque no existe una forma comprobada de prevenir el mal de Alzheimer, existen algunas prácticas que vale la pena incorporar en la rutina diaria, particularmente si usted tiene antecedentes familiares de demencia. Hable con el médico acerca de cualquiera de estas propuestas, especialmente aquellas que implican tomar medicamentos o suplementos. 

Consumir una dieta baja en grasa. 

Consumir pescado de agua fría (como atún, salmón y caballa) rico en ácidos grasos omega-3, al menos dos a tres veces a la semana. 
Reducir la ingesta de ácido linoleico que se encuentra en las margarinas, la mantequilla y los productos lácteos. 
Incrementar los antioxidantes, como los carotenoides, la vitamina E y la vitamina C, consumiendo muchas frutas y verduras de color oscuro. 

Mantener una presión arterial normal. 

Permanecer activo mental y socialmente durante toda la vida. 
Pensar en tomar antinflamatorios no esteroides (AINES), como ibuprofeno (Advil, Motrin), sulindaco (Clinoril) o indometacina (Indocin). Las drogas estatinas, un tipo de medicamento normalmente usado para el colesterol alto, pueden ayudar a disminuir el riesgo del mal de Alzheimer. Sin embargo, hable con el médico acerca de los pros y contras de la utilización de estos medicamentos para la prevención. 
Además, se están haciendo las primeras pruebas de una vacuna contra el mal de Alzheimer. 

SINTOMAS

Los síntomas de demencia abarcan dificultad con muchas áreas de la función mental, incluyendo: 

-El lenguaje 
-La memoria 
-La percepción 
-El comportamiento emocional o la personalidad 
-Las habilidades cognitivas (como el cálculo, pensamiento abstracto o la capacidad de discernimiento) 
-La demencia aparece primero generalmente como olvido. 

El deterioro cognitivo leve (DCL) es la fase entre el olvido normal debido al envejecimiento y el desarrollo del mal de Alzheimer. Las personas con deterioro cognitivo leve tienen ligeros problemas con el pensamiento y la memoria que no interfieren con las actividades cotidianas y, con frecuencia, son conscientes del olvido. No todas las personas con deterioro cognitivo leve desarrollan mal de Alzheimer. 

Los síntomas del deterioro cognitivo leve abarcan: 

-Olvidar hechos o conversaciones recientes 
-Dificultad para realizar más de una tarea a la vez 
-Dificultad para resolver problemas 
-Tardar más tiempo para llevar a cabo actividades mentales más difíciles 

Los síntomas tempranos del mal de Alzheimer pueden abarcar: 

Problemas del lenguaje, como tener dificultad para encontrar el nombre de objetos familiares 

-Extraviar artículos 
-Perderse en rutas familiares 
-Cambios de personalidad y pérdida de habilidades sociales 
-Perder interés en cosas que previamente disfrutaba, estado anímico indiferente 
-Dificultad para realizar tareas que exigen pensar un poco, pero que solían ser fáciles, tales como llevar el saldo de la chequera, participar en juegos (como bridge) y aprender nueva información o rutinas 
-A medida que el mal de Alzheimer empeora, los síntomas son más obvios e interfieren con la capacidad para cuidar de sí mismo. Los 
síntomas pueden abarcar: 

Olvidar detalles acerca de eventos corrientes 

-Olvidar eventos en la historia de su propia vida, perder la noción de quién es 
-Cambio en los patrones de sueño, despertarse con frecuencia por la noche 
-Mayor dificultad para leer o escribir 
-Deficiente capacidad de discernimiento y pérdida de la capacidad para reconocer el peligro 
-Uso de palabras erróneas, no pronunciar las palabras correctamente, hablar con frases confusas 
-Retraerse del contacto social 
-Tener alucinaciones, discusiones, comportamiento violento y dar golpes 
-Tener delirios, depresión, agitación 
-Dificultad para realizar tareas básicas, como preparar las comidas, escoger la ropa apropiada o conducir 

Las personas con mal de Alzheimer severo ya no pueden: 

-Entender el lenguaje 
-Reconocer a los miembros de la familia 
-Llevar a cabo actividades básicas de la vida diaria, como comer, vestirse y bañarse 

Otros síntomas que pueden ocurrir con el mal de Alzheimer: 

-Incontinencia 
-Problemas para deglutir 

TRATAMIENTO

Infortunadamente, no existe cura para la enfermedad de Alzheimer. Los objetivos del tratamiento son: 

-Disminuir el progreso de la enfermedad (aunque esto es difícil de hacer) 
-Manejar los problemas de comportamiento, confusión, problemas del sueño y agitación 
-Modificar el ambiente del hogar 
-Apoyar a los miembros de la familia y otros cuidadores 
-Los tratamientos más prometedores abarcan cambios en el estilo de vida, medicamentos y suplementos antioxidantes como ginkgo biloba y vitamina E. 

TRATAMIENO FARMACOLOGO

La mayoría de los fármacos empleados para tratar el mal de Alzheimer apuntan a retardar la tasa a la cual los síntomas empeoran. El beneficio de estos fármaco con frecuencia es pequeño y los pacientes y sus familias no siempre pueden notar mucho cambio. 


Los pacientes y cuidadores deben hacerles a sus médicos las siguientes preguntas acerca de si usar estos fármacos y cuándo: 

¿Cuáles son los efectos secundarios potenciales del medicamento y vale la pena el riesgo, dado que probablemente habrá sólo un pequeño cambio en el comportamiento o el desempeño? ¿Cuándo es el mejor momento, si lo hay, para usar estos fármacos en el curso del mal de Alzheimer? 

Dos tipos de medicamentos están disponibles

Donepezil (Aricept), rivastigmina (Exelon) y galantamina (Razadyne, antiguamente llamado Reminyl) que afectan el nivel de un químico en el cerebro llamado acetilcolina. Los efectos secundarios abarcan indigestión, diarrea, inapetencia, náuseas, vómitos, calambres musculares y fatiga. 

La memantina (Namenda) es otro tipo de fármaco aprobado para el tratamiento del mal de Alzheimer. Los efectos secundarios abarcan agitación o ansiedad. 

Se pueden requerir otros medicamentos para controlar comportamientos agresivos, agitados o peligrosos, los cuales usualmente se administran en dosis muy bajas. 

Puede ser necesario suspender medicamentos que empeoran la confusión, como analgésicos, cimetidina, depresores del sistema nervioso, antihistamínicos, pastillas para dormir y otros. Sin embargo, los medicamentos nunca se deben cambiar o suspender sin hablar con el médico. 

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